Jesús y la amistad
Escrito por Cinthia Patiño

¿Has pasado por alguna temporada en la que realmente te sientas solo? Yo si y quiero ser muy transparente contigo porque muchas veces la raíz de este sentimiento proviene del aislamiento, de no querer ser vulnerable con otras personas.

Últimamente Dios me ha estado hablando sobre la amistad y el valor tan especial que hay en ésta cuando verdaderamente Cristo es el centro. Dios por medio de las amistades afirma tu identidad y llamado, respalda los pasos de fe, consuela en momentos difíciles, anima en tiempos de desaliento, confronta en la insensatez, edifica, ama y mucho más.
Entonces, podemos decir que las amistades genuinamente provienen de Dios, son algo que a Él le agradan y que nos anima a invertir a ellas.

«No hay un amor más grande que el dar la vida por los amigos.»
Juan 15:13 NTV

Al leer éste versículo que confirma lo anterior, también nos damos cuenta que nos muestra algo importante y es justo en la parte «no hay un amor más grande» que sí nosotros conocemos a nuestro Dios, sabemos que Él es amor y de Él proviene el amor… entonces Jesús es amigo porque Él dio la vida por nosotros.

 

Jesús como modelo de amistad

Me conmueve en sobremanera la forma en que Jesús se relacionaba con todos, sin poner barreras entre Él y los demás, siempre dejándose conocer, no haciendo acepción de personas, no limitando su persona a los demás. Pero Jesús, era diferente con algunos, con sus discípulos quienes eran sus amigos se mostraba vulnerable, se mostraba íntimo. Jesús no le habló a la multitud para que estuvieran con él en la transfiguración, Jesús le pidió a sus íntimos que lo acompañaran en ese momento.

«Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a Juan y los llevó a una montaña alta para estar a solas. Mientras los hombres observaban, la apariencia de Jesús se transformó»
‭Marcos‬ ‭9‬:‭2‬ ‭NTV

Al Jesús transformar su imagen, les estaba mostrando a sus amigos quien realmente es Él. Proyectar quien somos genuinamente, habla de intimidad.

 

Mostrándonos íntimos

En primer lugar quiero compartirte los pensamientos o circunstancias que a mi me impiden formar amistades verdaderas, es decir, lo que me frena a ser íntima:
Mi personalidad a veces no me permite hablarle a todos, mis gustos muchas veces no son compatibles con más personas, mis ganas o energía a veces no están al full para socializar, preguntas cómo ¿ya viste que esa persona hace lo que tú no haces? ¿ya te diste cuenta que esa persona es lo que tú no has podido lograr ser? ¿te puedes dar cuenta que te sonríe sólo para quedar bien?, comentarios como “mejor no digas eso porque van a pensar qué eres insegura”, entre muchísimos otros comentarios o factores.

Estas cosas y otras más hacen que ponga a mi carne por encima de la amistad. Podemos decir que nuestro verdadero impedimento para crear amistades genuinas, somos nosotros mismos.

Algo que aprendí de esto que Dios me hablaba fue que no se trataba de mi personalidad, gustos o cómo me sentía; se trata de ser más como Cristo. Disfrutar de lo que Dios quiere regalarme a través de la amistad, pero sobretodo, desear parecerme a Él en todos los sentidos o aspectos de la vida.
Ser vulnerable es esencial para la vida del cristiano, pero ser íntimo con tu círculo de confianza nos ayuda a resistir al pecado, nos ensaña a amar a la Iglesia, nos permite movernos con seguridad porque sabemos que hay personas que nos respaldan.

Dios quiere que tengas amigos y con esto, quiere que seas más como el Hijo.

1 Comentario

  1. Mario Murillo

    Me encanto..
    Es algo en lo que debo trabajar… no soy el amigo que me gustaría ser, no logro aún socializar como quisiera.

    Gracias por este aporte.

    Responder

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