Una mejor y mayor recompensa.

“La gratificación inmediata es un término psicológico que se refiere a la tendencia de un individuo a buscar recompensas o satisfacción de sus deseos y necesidades inmediatamente en lugar de esperar hacia una recompensa futura”

Creo que estamos en un tiempo donde podemos desear algo y en muchas de las veces lo obtenemos al instante, ya no hay tiempo de espera, ahora es inmediato. Así como cuando calentamos comida en el microondas, nosotros determinamos el tiempo que queremos esperar. El placer busca solamente lo suyo. Es un hecho que mientras más vivimos sólo para nosotros mismos, más vacíos nos sentimos. Puede ser que un poco de placer nos proporcione felicidad momentánea; pero mañana necesitaremos un poco más para sentir lo mismo que sentimos hoy, y ese comportamiento irá incrementándose día con día.

Éstos días más que otros he notado que he complacido a mi carne casi instantáneamente, la he estado sedando y anestesiando con cosas finitas y superficiales. Cosas que realmente producen una “satisfacción” en el momento pero no perduran para siempre.

Y cuando nos encontramos en esta situación podemos darnos cuenta qué hay una necesidad interna en nuestro corazón que no está siendo saciada con Jesús y que tratamos de saciarla con placeres temporales. Podríamos llegar a caer en hacer de esto un ídolo, el ídolo del bienestar inmediato; pero hay un antídoto y es que Jesús es y debe ser nuestra mayor fuente de placer.

En medio de este mundo y de cosas que parecieran ser más “entretenidas y placenteras” para nuestra carne, somos llamados a ir a la fuente verdadera satisfacción postergando la recompensa inmediata sabiendo que nuestra recompensa será eterna.

“Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque está leve tribulación momentánea produce en nosotros cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirado nosotros las cosas que se ven, si no las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven, son eternas”

2 Corintios 4:16 -18.

Necesito recordarme siempre que mi satisfacción no proviene de lo que aquí pueda obtener o satisfacerme, si no de Aquel que lo llena todo en todo (efesios 1:23) y saber que en la espera el carácter de Cristo es formado y nuestra recompensa será siempre tenerlo a Él.

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