Llevaba un par de días sintiendo que todos mis días eran iguales y no había nada nuevo por hacer o sombrarme, la rutina y el estrés me estaban llevando a sentirme sin asombro en mis días. Pero un día mientras estaba en el trabajo el Señor me hablo de una manera inesperada.

Trabajo en una escuela y soy maestra de pequeños de 4 a 5 años, el asombro que tienen por las cosas pequeñas es tan impresionante y quiero contarte lo siguiente. Hace unos días mientras desayunábamos la señora de la limpieza comenzó a lanzar agua a la ventana para poder limpiarlas, en ese momento todos los niños comenzaron a ver la ventana y reír cada que veían las gotas del agua caer y aun que para ti y para mi puede ser algo «equis» para ellos como niños no, en ese momento el Señor me recordó estos versículos que se encuentran en Mateo 18

En ese momento los discípulos se acercaron a Jesús y preguntaron:

—¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?

2Él llamó a un niño y lo puso en medio de ellos.

 3Entonces dijo:

—Les aseguro que a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños, no entrarán en el reino de los cielos. 4Por tanto, el que se humilla como este niño será el más grande en el reino de los cielos.  (Mateo 18 NVI)

El Señor nos llama a ser como niños en todo tiempo, a no perder el asombro en las «cosas pequeñas», estos versículos no se refieren a que seamos infantiles, sino que seamos fáciles al perdonar, que seamos humildes, sencillos y algo más que recordemos el no perder el asombro.

Al ver esto en mis niños de nuevo el Señor me habló acerca del asombro que debo tener cada día, ellos pueden ver burbujas y ser los más felices en su día. Cada día es nuevo y aunque muchas veces pueden llegar a verse «iguales» ¡no lo son! cada día el Señor me sigue mostrando su amor por mí y sigue trabajando internamente aun que muchas veces no logre verlo.