El servicio a la iglesia es una pasión muy grande que Dios pone en nosotros, y al mismo tiempo, es una herramienta que Él utiliza para pulirnos, tratando con nuestro carácter y las raíces de nuestro corazón.
Constantemente he lidiado con diferentes aspectos de la condición de mi corazón en el servicio, sin embargo, últimamente me he enfrentado a algo que aparentemente no es grave y hasta pareciera ser bueno. Hablo de abrazar el ministerio en el que sirvo al grado de sentir que es «mío».
Te explico, no me refiero al sentido de posesión, sino al de responsabilidad al máximo. Sin embargo, la responsabilidad también se disfraza a veces de deseo de reconocimiento y del sentido de suficiencia, es ahí donde comenzamos a movernos por obras.
Comencé a identificar esto debido a que en ciertas ocasiones el sentimiento de culpa me invadía por no poder cumplir con algo o estar presente en ciertos momentos, inmediatamente un juicio moral caía de mi para mi.
Fue en este punto en donde Dios me mostró de manera muy confrontadora que yo estaba apropiandome de algo que no era mío, es decir, me estaba adueñando de la obra de Dios. De lo que es «suyo», lo que es por Él y para Él, yo quería tomarlo para jactarme de que «algo» estaba haciendo yo para el reino. Muy mal, lo reconozco.
Cuando entendí esto hubo mucha condenación, me sentía muy culpable y avergonzada por todo lo que había en mi corazón. Pero Dios, que es grande en misericordia, no solo me trajo convicción por mi pecado, también me trajo esperanza. Me llevó a entender que hay algo que si es «mío» y que debo cuidar, a Él. Esto me alegró tanto, por que Dios es «mío» y nada puede cambiar eso.
Al contarte esto, mi intención es que puedas abrazar y reconocer en tu vida a Aquél que es TÚ DIOS. No se trata de lo que haces o la manera en la que lo haces, se trata de disfrutar y deleitarse conociéndo quién es Tú Dios, cuidar lo que es «tuyo».
Versículos de apoyo:
27 »Su propósito era que las naciones buscaran a Dios y, quizá acercándose a tientas, lo encontraran; aunque él no está lejos de ninguno de nosotros. 28 Pues en él vivimos, nos movemos y existimos. Como dijeron algunos de sus propios poetas: “Nosotros somos su descendencia”. (Hechos 17 NTV)
11 Busquen al Señor y Su fortaleza;
Busquen Su rostro continuamente. (1 Crónicas 16 NBLA)
4 Deléitate en el Señor
y él te concederá los deseos de tu corazón. (Salmos 37 NTV)
8 Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe, y esto no procede de ustedes, sino que es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe. (Efesios 2 NBLA)
36 Porque de Él, por Él y para Él son todas las cosas. A Él sea la gloria para siempre. Amén. (Romanos 11 NBLA)
0 comentarios