Mayordomos, no dueños
Escrito por Luis Valdés

Como algunos sabrán, yo me encargo de grabar las clases para Intensivo Online, y aparte de que eso me ha llevado a prácticamente tomar el instituto varias veces jaja el Señor sigue hablándome a través de las clases que grabo y que ya he tomado en el pasado, y por el título que ya leíste, imagino que ya te das una idea de con que clase me ha estado hablando Dios mucho últimamente, Mayordomía.

Actualmente, y creo que más de uno se podrá identificar, me he encontrado en una temporada donde me he sentido muy presionado (por mí mismo), respecto a bienes que me hacen falta, temas de ahorro para el futuro, emprender proyectos que tengo en mente, hacer ejercicio para cuidar mi salud, coordinar mi vida personal con mi vida de servicio/ministerio, etcétera, etcétera. Y si bien, conozco y creo la promesa que le hace Dios a sus hijos en Mateo 6:33

«Por lo tanto, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.» Mateo 6:33 (RVC)

Ha sido gracias a lo que el Señor me ha hablado recientemente grabando la clase de Mayordomía (promoción no pagada para que te inscribas a Intensivo si no lo has hecho aún jajaj) que la he podido complementar con otra verdad bíblica, soy un mayordomo, no el dueño.

¿A qué me refiero con esto? A que puedo descansar sabiendo que, una vez Dios me rescató y compró mi vida al precio de la sangre de Jesús en aquella Cruz, mi vida, mis sueños, mi cuerpo, mis recursos, y hasta mi tiempo, ya no me pertenecen más a mi (aunque realmente nunca lo hicieron), sino que la pertenencia es de Dios, y creo y confiamos en que Dios cuida aquello que le pertenece.

Ahora bien, con esto no quiero darte el mensaje de que al no ser los dueños, no tenemos responsabilidades sobre los mismos, todo lo contrario, aquí entra el enfoque del ser «mayordomos», ya que Dios nos ha dado la encomienda de cuidar, administrar y multiplicar cada uno de estos recursos, y una buena o mala administración de los mismos tendrán sus recompensas o castigos, tal y como lo podremos leer en la parábola de los talentos en Mateo 25:14-30 (léela con detenimiento y con el enfoque de la Mayordomía en mente).

Entendiendo esto, ahora buscamos cuidar nuestro cuerpo sabiendo que no nos pertenece:

‭‭»¿Acaso ignoran que el cuerpo de ustedes es templo del Espíritu Santo, que está en ustedes, y que recibieron de parte de Dios, y que ustedes no son dueños de sí mismos?» 1 Corintios 6:19 (RVC)

Ahora busco confiarle a Dios mi dinero:

«Entreguen completos los diezmos en mi tesorería, y habrá alimento en mi templo. Con esto pueden ponerme a prueba: verán si no les abro las ventanas de los cielos y derramo sobre ustedes abundantes bendiciones. Lo digo yo, el Señor de los ejércitos.» Malaquías 3:10 (RVC)

Comprendo la importancia de la planificación:

«Porque ¿quién de ustedes que quiera levantar una torre, no se sienta primero a calcular los costos, para ver si tiene todo lo que necesita para terminarla?» Lucas 14:28 (RVC)

Y sé que necesito sabiduría para aprovechar y administrar bien mi tiempo:

«Por tanto, ¡cuidado con su manera de vivir! No vivan ya como necios, sino como sabios. Aprovechen bien el tiempo, porque los días son malos. No sean, pues, insensatos; procuren entender cuál es la voluntad del Señor.» Efesios 5:15-17 (RVC)

Sin embargo, ¿cuál es la clave aquí? Ya conocemos o hemos aprendido un poco acerca de todos estos pasajes, pero siendo honestos, en una primera impresión puede sonar abrumador manejar tantas responsabilidades y pensar en las consecuencias de descuidarlas. El secreto lo encontramos en los pasajes que preceden:

«»Por lo tanto les digo: No se preocupen por su vida, ni por qué comerán o qué beberán; ni con qué cubrirán su cuerpo. ¿Acaso no vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Miren las aves del cielo, que no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros, y el Padre celestial las alimenta. ¿Acaso no valen ustedes mucho más que ellas? ¿Y quién de ustedes, por mucho que lo intente, puede añadir medio metro a su estatura? ¿Y por qué se preocupan por el vestido? Observen cómo crecen los lirios del campo: no trabajan ni hilan, y aun así ni el mismo Salomón, con toda su gloria, se vistió como uno de ellos. Pues si Dios viste así a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se echa en el horno, ¿no hará mucho más por ustedes, hombres de poca fe? Por lo tanto, no se preocupen ni se pregunten “¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?” Porque la gente anda tras todo esto, pero su Padre celestial sabe que ustedes tienen necesidad de todas estas cosas.» Mateo 6:25-32 (RVC)

El secreto es que nuestro Padre, el dueño de TODO, nos ama, nos cuida, nos da la capacidad de administrar lo que a Él le pertenece, y nos respalda al buscar hacer las cosas a su manera para que podamos descansar en Él, entonces, ¿por qué he de abrumarme? ¿de qué me he de preocupar? Descansemos con fe, no descuidando lo que se nos ha encomendado, pero si confiando en que no estamos solos en esto.

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