Caminar con otros en una zona montañosa, con un clima frío, lluvia que no para, tropezando con cansancio. Pareciera que no termina hasta que ves, junto con tus amigos, una cabaña cálida, un lugar que tenías la certeza de que aparecería, al que sabías que ibas a llegar en compañía de un hombre con el que anhelabas encontrarte, conversar y comer juntos una comida caliente. Tu hogar.
Si yo pudiera describir este temporada para mi sería como escalar esa montaña fría y lluviosa, con dificultades financieras, de salud mental, de trabajo, duelo y condenación; y sé que así como yo mucho otros están atravesando temporadas que ya desearían que terminaran.
Nuestro caminar en este mundo es difícil. Atravesamos por pruebas, por aflicciones y ataques que merman nuestro ánimo y pueden causarnos que perdamos el enfoque. Incluso, los éxitos, las temporadas altas, la prosperidad y comodidad nos pueden llegar a distraer. Pero, tenemos una esperanza y hay una canción que lo describe muy acertadamente:
“Todo aquí terminará. Cielo y tierra pasarán… Tu eternidad en mi interior me dice que hay algo mejor… Mi recompensa encontraré cuando frente a tu rostro esté”
“Así que Dios ha hecho ambas cosas: la promesa y el juramento. Estas dos cosas no pueden cambiar, porque es imposible que Dios mienta. Por lo tanto, los que hemos acudido a él en busca de refugio podemos estar bien confiados aferrándonos a la esperanza que está delante de nosotros. Esta esperanza es un ancla firme y confiable para el alma; nos conduce a través de la cortina al santuario interior de Dios” Hebreos 6:18-20
¿Qué se puede comparar con la Presencia de nuestro Dios? ¿Acaso hay mayor esperanza que ésta? ¡Nuestra morada es aún mejor que lo poco que podemos ver ahora!
Ya sea que estés pasando por el valle más frío o por pastos verdes de buenas noticias, aférrate a la esperanza, esto no acaba aquí:
“No, amados hermanos, no lo he logrado, pero me concentro únicamente en esto: olvido el pasado y fijo la mirada en lo que tengo por delante, y así avanzo hasta llegar al final de la carrera para recibir el premio celestial al cual Dios nos llama por medio de Cristo Jesús.” Filipenses 3:13-15
El Espíritu Santo está aquí ahora contigo, Jesús volverá, nuestro Padre nos ama.
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