Alguna vez tu y yo hemos experimentado sed, después de una larga caminata, en medio de la noche cuando tu garganta se seca, cuando estamos enfermos, incluso cuando hemos comido algo muy dulce. La sed esta presente cuando menos lo esperas.
Pero, aunque sabemos cómo se siente, ¿sabemos qué es la sed? Ésta siempre ha sido una necesidad vital que debe ser saciada con urgencia, también nos hemos referido a ella como el deseo intenso por algo.
Hay una historia de unas personas que tuvieron una sed exagerada pues estaban en el desierto. Imagínalos deshidratados, acalorados y malhumorados:
“Ahora bien, por mandato del Señor, el pueblo de Israel dejó el desierto de Sin y se dirigió hasta Refidín. Pero se encontraron con que en Refidín no había agua. Así que una vez más los israelitas se enojaron con Moisés y le dijeron: ―¡Danos agua, pues nos estamos muriendo de sed! Moisés les dijo: ―¿Por qué se enojan conmigo? ¿Están tratando de nuevo de poner a prueba la paciencia del Señor? Pero, atormentados por la sed, le respondieron: ―¿Por qué nos sacaste de Egipto? ¿Por qué nos trajiste a morir de sed aquí, junto con nuestros hijos y nuestro ganado?”
Éxodo 17:1-3 NBV
Sedientos de enojo
En la Biblia se menciona que estas personas estaban muy sedientas, esperaban llegar a un lugar soñado con la expectativa de saciar su necesidad pero, ¡oh sorpresa! no había agua. Claramente esta situación había movido muchas emociones en ellos y su esperanza de ver el poder de Dios obrando, fue nublado por el enojo.
Ha habido ocasiones en las que me he molestado con Dios, donde incluso lo he culpado por cosas que Él no hizo (tal como el caso de estas personas con Moisés) y esto sucedía porque mi enojo o molestia fueron mas fuertes que mi fe.
Cuando mis emociones son más fuertes que mi fe, debo de identificar que mi sed permanente por Cristo no ha sido saciada, por lo que mi carne se hace más fuerte y comienza una lucha. Como Pablo decía:
“Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne, pues estos se oponen el uno al otro, de manera que ustedes no pueden hacer lo que deseen.” Gálatas 5:17 NBLA
Atormentados por la sed
Entendiendo que estas personas estaban sedientas, vemos que la sed no solo influyó en sus emociones, sino también en su juicio. Comienzan a delirar (y de manera muy dramática) diciendo que “¿por qué los sacaron de Egipto?”. ¿Es acaso hubieran preferido seguir siendo esclavos para no tener sed?
Esto me lleva a otra pregunta, ¿qué tipo de sed estaban “saciando” estas personas cuando estaban en Egipto?
Yo he confundido muchas veces mi sed de Cristo por cansancio, fatiga, incluso hambre de comida. Y he intentado saciar esa sed con dependencia emocional, compras innecesarias, fiestas, entretenimiento o evadiendo mi realidad. Claro está que ninguno de esos intentos ha funcionado.
Por más que probemos otros recursos para suplir esa necesidad, la sed por Cristo nada ni nadie más que Él la puede saciar.
“Jesús respondió: ―Cualquiera que beba de esta agua volverá a tener sed, pero el que beba del agua que yo le dé, no volverá a tener sed jamás, porque dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna.”
Juan 4:13-14 NBV
Para estos tiempos se ha destinado una sed insaciable por Cristo. Identifica tu sed y toma agua de la fuente correcta.
¿De qué tienes sed hoy?
0 comentarios